Qué y dónde comer en Roma sin gastar mucho.

¿Quién no ha soñado con disfrutar de un gelato mientras se pierde por las calles romanas? ¿O disfrutar de una perfecta pizza contemplando el Coliseo? ¿O comenzar el día con un buen espresso en algún café italiano? Seguro que más de uno ha fantaseado con esto. Sin embargo, estando en Roma es fácil caer en sitios turísticos que acaban con nuestras ilusiones al ser muy caros, de mala calidad y/o con pésimo servicio.

Por este motivo, me di a la tarea de hacer un recorrido a pie por el centro de Roma, probando las comidas más típicas en sitios aprobados por locales y visitando algunos de los atractivos turísticos de la ciudad. ¡Espero lo disfruten!

Roma: Ruta Gastronómica

Este paseo por el centro de Roma lo hice el 18 de enero del 2017 con mi mamá, de las 11:30 de la mañana a las 8:30 de la noche.

Probamos: tiramisú, gelato, supplì, espresso, pizza bianca, alcachofas a la judía, spaghetti alla carbonara y spaghetti alle vongole.

Visitamos: Piazza di Spagna, Via del Corso, Panteón, Piazza Navona, Campo de’ Fiori, gueto judío, Coliseo y Trastévere.

Comenzamos el día en Piazza di Spagna, sin duda una de las plazas más conocidas de la capital italiana. Destaca por su escalinata de 135 peldaños que conecta la plaza con la iglesia Trinità dei Monte. En primavera y verano la escalinata se embellece con flores que decoran sus terrazas. En estas escaleras, los turistas aprovechan para sentarse a descansar y de paso sacarse la típica foto.

Piazza di Spagna debe su nombre a la Embajada de España ante la Santa Sede que se encuentra justo en esta plaza. Esta embajada es posiblemente la representación permanente más antigua de un estado ante otro.

Después de admirar la belleza de la plaza, hacer algunas fotos, esquivar a los vendedores de selfie sticks y a los que ofrecen paseos en carrozas tiradas por caballos a precios estrafalarios, nos dirigimos al noroeste y a escasos dos minutos encontramos nuestra primera parada gastronómica.

Tiramisú

Comenzamos el día con lo dulce porque como una amiga mía diría: lo que se come en la mañana, no cuenta. Así que lo primero que hicimos fue probar uno de los postres más famosos de Italia: el Tiramisú.

Capas de queso mascarpone combinadas con bizcochos remojados en café que finalizan con un toque de cocoa. ¡Un combo perfecto! Para probar esta delicia visitamos una de las sucursales de la Pastelería Pompi (Via della Croce 82), la cual es considerada como el Reino de Tiramisú en Roma. Además del tiramisú clásico, en esta pastelería se pueden encontrar variantes como el de fresas, pistaches, avellanas o el tiramisú sin gluten.

Pompi es una pastelería con más 50 años de experiencia y hoy cuenta con varias tiendas en Roma y la región. La tienda que visitamos es bastante pequeña ya que no es la principal. Sin embargo, tienen bastante surtido de pasteles y es ideal para comprar el tiramisú y comerlo dando un paseo por las calles de Roma.

De entre todas las variedades de tiramisú nos decidimos por probar el clásico: el de café. Costó 4 euros, estaba empacado en una cajita de cartón con una cucharita de plástico dentro y en mi opinión, el tamaño era bastante razonable para el precio.

Si tradujéramos el término tiramisú al español significaría algo como «tráeme para arriba» o «súbeme (¿el ánimo?). De ser así, cumple perfectamente con su significado. Comes un bocado y te llenas de alegría y energía. Nos lo comimos sin que me diera tiempo de hacer una foto de un trozo del tiramisú en la cuchara para mostrar la textura. Lo siento pero es que este en particular, estaba riquísimo. Definitivamente el tiramisú de Pompi está en mi top 5 de tiramisús que he probado en Italia, aunque debo aceptar que no es el número uno.

Gelato

Luego de comer tiramisú, un dulce relativamente moderno ( creado en el siglo XX), fuimos a disfrutar de un gelato, postre que se viene produciendo casi como lo conocemos hoy en día desde el siglo XVI.

Para ello, nos dirigimos hacia Via del Corso (donde pueden aprovechar para hacer algunas compras) y luego hacia el sur para encontrar la Gelateria Ciampini (Piazza San Lorenzo in Lucina 29).

Desafortunadamente, esta gelateria está temporalmente cerrada, ya que buena parte de ella se destruyó a causa de un trágico incendio. No me enteré de lo sucedido hasta que estuve frente al local. Espero pronto vuelvan a abrir para que la gente siga disfrutando sus clásicos gelati en la Pizza San Lorenzo in Lucina, que tienen fama de ser muy buenos.

El tour goloso tenía que seguir, así que siguiendo la Via di Campo Marzio en dirección sur, llegamos a Giolitti (Via degli Uffici del Vicario 40): una verdadera institución del gelato en Roma.

Se trata de un negocio familiar que lleva haciendo gelato a la perfección desde el año 1900, además de tener una amplia gama de productos dulces que van desde las tartas heladas hasta los chocolates.

La tienda de Giolitti es definitivamente uno de los lugares más elegantes para disfrutar de un gelato (y quizás algo más) en la ciudad, aunque la mayoría de la gente simplemente compra uno para llevar ya que es más económico.

Giolitti cuenta con una gran variedad de sabores, todos bastante clásicos, ninguno demasiado extravagante.

Para comprar un gelato para llevar, hay que pagar primero en la caja y luego formase (paciencia que hay bastante gente, incluso en invierno) para elegir los sabores de nuestro gelato. Nosotras nos decidimos por una bola de pistache y otra de café coronadas con una cucharada de panna.

El precio real del gelato es de 3.50 euros pero disfrutar de su sabor en un día soleado en Roma, no tiene precio.

Angelo Feroci

Mientras disfrutábamos de nuestro gelato, caminamos por las pequeñas calles romanas en dirección sur rumbo al Panteón. En el camino, nos entretuvimos viendo varias tiendas pero una en particular me llamó la atención: una carnicería. Sé que parece raro. ¿Qué tan llamativa puede ser una carnicería? Pero si vieran los productos que se exhiben en las ventanas de Angelo Feroci (Via della Maddalena 15), me entenderían.

Angelo Feroci es un negocio familiar que lleva desde 1890 ofreciendo carnes de la más alta calidad. Las nuevas generaciones de la familia han renovado el local y han ido ampliando cada vez más la gama de productos que ofrecen. Actualmente, además de carnes, ofrecen un sinfín de platillos listos para cocinarse y otros que sólo se tienen que recalentar. Todos ellos presentados en las vitrinas para atraer la atención de los curiosos.

No probamos ningún producto de Angelo Feroci. Sin embargo, se ve que todo debe estar buenísimo. Además, las reseñas que leí sobre este local lo confirman.

Pocos minutos después de curiosear en la carnicería, llegamos al Panteón.

Panteón

¡Ay, el Panteón Romano! En mi opinión, si uno sólo tiene tiempo de visitar un edificio en Roma, este debería ser el Panteón de Agripa. Además de ser una verdadera maravilla arquitectónica, es sin duda el edificio mejor conservado de los tiempos de los Romanos.

Santa María de los Mártires es el nombre de la iglesia, pero la realidad es que todo el mundo conoce al edificio como el Panteón Romano o de Agripa. La palabra panteón, de origen griego significa «templo de todos los dioses» y ese era precisamente el uso del edificio cuando fue construido.

Este edificio de casi dos mil años es el vivo testimonio de la genialidad de la arquitectura romana. Por fortuna, logró sobrevivir a las invasiones de los bárbaros y gracias a que en el año 609 d.C. fuese convertido a iglesia, hoy podemos apreciar la magia del interior de este espacio casi como era hace dos milenios. Además de estas razones, el panteón se conserva tan bien simple y sencillamente porque es probablemente uno de los edificios mejor construidos de Roma, las técnicas utilizadas para su construcción no dejan de maravillar.

Lo más maravilloso de esta edificación es sin duda su cúpula semiesférica de 43 metros de diámetro. Hasta el Renacimiento, fue la cúpula más grande del mundo y actualmente, sigue siendo la mayor cúpula de hormigón en masa (o sea sin armadura de acero). Para la construcción de la cúpula del panteón se adoptaron varias medidas para la reducción de su peso: los muros se hicieron paulatinamente más delgados, se usaron materiales más ligeros que los de la cimentación y se cerró con un óculo de 9 m de diámetro que elimina el peso del hormigón en el punto más débil de la cúpula. El óculo es la única entrada de luz del edificio. Un haz de luz entra a través de este óculo bañando los muros interiores, generando una sensación indescriptible. Pareciera que el edificio tiene en verdad alguna conexión con la divinidad.

¡Mucha emoción con el Panteón! Lo siento, pero es que de verdad es un edificio que me fascina. Sin embargo, hay bastantes más lugares en Roma que uno no se puede perder. Por ello, después del Panteón comenzamos una agradable caminata hacia la famosa Piazza Navona.

Piazza Navona

Un paseo por Roma sirve para empaparse del espíritu barroco italiano. Pero no hay plaza más barroca que la Piazza Navona. Construida sobre lo que era el Estadio Domiciano (de ahí su forma alargada), esta plaza alberga esculturas, fuentes y edificios de gran valor artístico. Además, es centro de la vida social y el turismo de la ciudad.

En la Piazza Navona podemos ver la rivalidad de los dos más grandes arquitectos del barroco italiano: Gian Lorenzo Bernini y Francesco Borromini. La obra de Bernini se puede ver por toda la ciudad y en todas las guías turísticas. Sin embargo, Borromini era igual de grandioso, sólo que tuvo la mala suerte de no ser favorecido por los Papas, por lo que muchas veces terminó trabajando para Bernini. Sólo el Papa Inocencio X eligió a Borromino como arquitecto principal pero pocos años después, con la llegada de Alejandro VII, Borromini resplandecería más que nunca.

Los dos arquitectos se odiaban y siempre buscaban criticar la obra del otro. Una vez, Borromini criticó un campanario que Bernini había diseñado para la Basílica de San Pedro. Argumentó que la torre era demasiado pesada y se caería, cosa que ocurrió y Borromini pudo disfrutar de la desgracia de su rival.

Años más tarde, Bernini se vengaría arrebatándole un proyecto para el cual Borromini ya tenía tema y aspectos técnicos trabajados: la Fontana dei Quattro Fiumi (Fuente de los Cuatro Ríos) en la Piazza Navona.  Borromini había propuesto un grupo escultórico de figuras masculinas que representaran a los cuatro grandes ríos del mundo: Nilo, Ganges, Danubio y de la Plata. Una de las figuras aparece protegerse la cara con la mano. Es justo la figura que está de frente a la Iglesia de Sant ‘Agnese in Agone, construida por Borromini. La leyenda dice que Bernini hizo esta figura en esta posición para «protegerse» de la iglesia de Borromini, que podría caerse por la falta de capacidad del arquitecto. Sin embargo, esto es sólo una leyenda ya que la iglesia se construyó después de la fuente.

Suppli

Después de caminar un rato y visitar dos interesantes atractivos turísticos, fue momento de seguir comiendo. ¡Al fin y al cabo se trataba de un tour gastronómico! A escasos 700 m de la Piazza Navona, cruzando el Corso Vittorio Emanuele II en dirección oeste, nos encontramos con un local llamado Supplizio (Via dei Banchi Vecchi 143).

Supplizio es un pequeño bar bastante acogedor, con una decoración súper bonita que se especializa, como ellos mismos anuncian en su entrada, en comida callejera italiana. Sus productos estrella son los supplì, de ahí deriva el nombre del bar, Supplizio. Además de gran variedad de supplì (clásico, tradicional, carbonara, vegetariano, caccio e pepe, etc.) cuentan con algunos otros antipasti, platos del día y una amplia selección de cervezas y vinos, todo a precios bastante razonables (platos del día 6 euros, antipasti 2-7 euros y supplì 3 euros).

Los supplì son unas bolas de arroz empanizadas rellenas de diversos ingredientes. Son un platillo muy romano aunque tienen cierta similitud con los arancini sicilianos. Antiguamente se vendían en los desaparecidos friggitorie (tiendas de comida frita) y actualmente, se pueden conseguir casi en cualquier restaurante como entrantes y en la gran mayoría de pizzerías de la ciudad.

En Supplizio probamos el supplì tradicional y el clásico. Los dos estaban riquísimos pero sin duda me quedaría con el relleno de arroz con tomate y mozzarella. El problema es que estaba tan enfocada en disfrutar, que olvidé preguntar cuál era cuál. Creo que el clásico fue el que más me gusto pero por si acaso pregunten. O mejor aún, prueben de varios sabores, ¡seguro no se decepcionarán!

Cuando terminamos con nuestros supplì, continuamos andando en dirección norte para ir por nuestro café.

Espresso

Llegamos a una pequeña calle que, para estar tan cerca de la Piazza Navona y de tantos sitios turísticos, estaba más bien solitaria. Pocos pasos después, vimos el Bar Amore (Via dei Banchi Nuovi 41): un local sencillo, pero que al abrir su puerta nos acogió con su aroma a café recién molido. ¡Se olía la calidad de su café!

Siguiendo la tradición italiana, pedimos dos cafés en la barra (espressos). Si se hace de este modo, el precio es ligeramente más bajo que si uno se sienta. Rápidamente el barista nos puso los dos cafés y él, al notar que estaba haciendo fotos de los cafés, me sonrió y me dijo que esperara.

Fue al fondo de la barra y volvió con un pequeño platito con un corazón de café molido para hacer mis fotos más bonitas. Y claro, para dejar claro que en ese bar el amor predomina.

El servicio del Bar Amore me dejó encantada. Da gusto encontrar un sitio tan auténtico perdido en un mar de trampas para turistas en las cuales cobrar un espresso a 5 euros es algo normal. Eso no ocurriría en el Bar Amore. Ahí, si tomas tu espresso en la barra pagas tan sólo 0.80 euros. ¡Y el sabor del café es exquisito! ¡Como se espera que sea en Italia!

Luego de llenarnos de amor y buen café, continuamos con un paseo de unos 10 minutos en dirección sureste para ir al Campo de’ Fiori: una bonita y animada plaza romana.

Pizza Bianca

En el Campo de’ Fiori, en la esquina oeste de la plaza, se encuentran dos locales, uno frente al otro, pertenecientes a una panadería de gran tradición en Roma: el Forno Campo de’ Fiori (Vicolo del Gallo 14). Esta panadería lleva desde 1970 haciendo panes y pizzas con ingredientes de gran calidad y con técnicas muy cuidadas.

Sus especialidades son las pizzas, principalmente la rossa (cubierta de tomate) y la bianca (con aceite de oliva). En la tienda más grande se puede comprar pan y pizza al taglio. Es decir, pizza horneada en bandejas grandes rectangulares que se vende en rebanadas y se cobra según su peso. Esta forma de pizza fue inventada en Roma aunque por su practicidad, se ha esparcido por toda Italia.

En el local más pequeño venden principalmente sándwiches en los que se utilizan rebanadas de pizza bianca como pan. Los rellenos van desde la mortadella hasta la nutella. Se manejan sabores especiales de temporada, tales como el prosciutto e fichi (jamón e higos) en agosto y septiembre.

Decidirnos por un relleno fue tremendamente difícil. Todos los rellenos se nos atojaban y todos tenían precios bastante decentes (3-3.80 euros por un panino de muy buen tamaño). Sin embargo, al ver que en un rincón había sándwiches de fiori di zucca (flor de calabaza), sin dudarlo, pedí uno de ellos. Fue la decisión correcta. De toda la comida en este tour, el panino de fiori di zucca e fior di latte fue lo que más me gustó.

¿Qué tenía de especial esta comida? Yo diría que todo. Al ser algo bastante sencillo, se podía saborear la calidad de los ingredientes. El pan (pizza bianca) en sí tenía una textura y un sabor exquisito. La flor de calabaza me encanta y cuando la como en verdad la disfruto porque fuera de Italia, es muy difícil encontrarla en Europa. El queso (fior di latte) aportaba el toque jugoso a lo crujiente de la pizza bianca y la delicadeza de la flor de calabaza.

Mercado de Campo de’ Fiori

Mientras saboreábamos nuestra pizza bianca con fiore di zucca aprovechamos para ver lo que quedaba del mercado que se instala todos los días en la plaza Campo de’ Fiori. Sí, llegamos tarde. Quizás debimos haber empezado nuestro recorrido más temprano (comenzamos poco después de las 11). Sin embargo, nos dio tiempo de observar la gran variedad de productos locales que los vendedores ofrecen (además de algún suvenir).

Vimos gran variedad de vegetales frescos, conservas, pastas, especias y quesos. Todo se veía de lo más apetecible. Sin embargo, como teníamos aún bastante que recorrer y no queríamos cargar, nos fuimos con las manos vacías.

Campo de’ Fiori significa campo de flores. La leyenda dice que el nombre de esta plaza se debe a que en el pasado era un prado abierto en medio de la ciudad. Después se convirtió en una plaza como hoy la conocemos, la cual por las mañanas es un mercado y por las noches se llena de vida nocturna.

Tiendas de Comestibles

Continuamos recorriendo las calles cercanas al Campo de’ Fiori, encontrando muchas tiendas de comestibles. Nos perdimos observando las delicias desde los aparadores.

Quesos, vinos, aceitunas, pasta fresca, conservas. ¡Todo se veía riquísimo! Continuamos caminando por la Via dei Giubbonari.

En particular nos llamó la atención Roscioli (Via dei Giubbonari 21/22). Se trata de un local que, originalmente, era una tienda de alimentación. Con los años comenzó a ofrecer alimentos preparados. Hoy en día ofrece una enorme variedad de quesos, carnes frías, conservas, vinos, salsas, pastas, aceites y vinagres. Además ofrece comida para llevar y tiene restaurante en su interior.

Después de curiosear en tiendas de comida (y algunas otras de ropa), continuamos caminando hacia el sureste para adentrarnos en el Gueto Judío.

Gueto Judío

Roma es sin duda epicentro del Catolicismo. Es imposible visitar esta ciudad sin ver algún monumento, edificio u obra relacionada con esta religión. Sin embargo, en Roma no todo es Catolicismo. La comunidad judía ha estado presente desde el siglo II a.C. (mucho antes que en otras ciudades europeas) y ha jugado un papel de suma importancia en la historia de la ciudad.

En el siglo XVI, debido a la cada vez más fuerte influencia del Papa, los miembros de la comunidad judía de Roma fueron obligados a trasladarse a vivir a uno de los barrios menos agradables de la ciudad, alrededor del cual se construyó una muralla que se abría al amanecer y se cerraba al caer la noche. Esto provocó que desde entonces y durante varios siglos, los judíos de Roma vivieran en aislamiento, pobreza, discriminación y siendo víctimas constantes de las inundaciones del Río Tíber. El gueto se disolvió en el siglo XIX pero se volvió a instaurar en los años 30’s del siglo XX, previo a la II Guerra Mundial. El gueto duraría pocos años, ya que los judíos romanos fueron deportados a campos de concentración y muy pocos regresaron.

A pesar de la fatídica historia de la zona, hoy en día es un barrio bastante animado que ha sabido guardar su cultura judía, albergando una preciosa sinagoga, el Museo Judío de Roma y un sinnúmero de locales de comida kósher estilo romano. Es decir, que respeta las prescripciones rituales del judaísmo. Por ejemplo: no mezclar carnes con lácteos, no consumir ni cerdo ni mariscos, entre otras cosas.

La cocina judeo-romana nació con muy pocos ingredientes (principalmente pescado por la cercanía al río y alcachofas por ser económicas). Sin embargo, la creatividad de los cocineros dio lugar a una gastronomía tan buena que, hoy en día, una gran parte de lo que se considera comida romana tiene su origen en el gueto judío.

Carfiofi alla Giudia

Probablemente, el platillo más popular de la cocina judeo-romana es la alcachofa a la judía (carciofi alla giudia en italiano). Esta receta es bastante antigua: aparece en tratados del siglo XVI. Actualmente, se sirven alcachofas a la judía en prácticamente todos los restaurantes del gueto judío y es posible encontrarlas incluso en sitios fuera de este radio.

Las alcachofas a la judía son un platillo bastante sencillo. No son más que alcachofas fritas. Sin embargo, la textura y el sabor de la alcachofa fresca, al ser frita en aceite de oliva de buena calidad, dan lugar a una experiencia bastante agradable al paladar. A mí me gustaron mucho, pero a mi mamá le encantaron y consideró que fueron lo mejor del tour gastronómico.

Para probar las carciofi alla giudia fuimos al restaurante Nonna Betta (Via del Portico d’Ottavia 16). Nonna Betta es un restaurante que sirve comida estilo kósher (no kósher como tal, lo advierten antes de darte el menú). Tienen dos menús: uno de carnes y otro de lácteos.

Abren en horario corrido, lo cual es bastante conveniente ya que, como fuimos a media tarde, no nos vieron mal por sentarnos dos horas y sólo pedir dos alcachofas a la judía y una botella grande de agua. El local es bastante agradable y el servicio excelente. En total pagamos 12 euros, con pan y servicio incluido. No me pareció nada mal, ya que necesitábamos un sitio para reponer energías y seguir con el recorrido.

Nuestra última parada gastronómica era en el Trastévere. Sólo teníamos que cruzar el río para llegar a dicho barrio. Sin embargo, faltaban casi dos horas para nuestra reserva en el restaurante. Así que optamos por dar un pequeño paseo nocturno.

Paseo Nocturno

Saliendo del gueto judío, pudimos admirar el Teatro di Marcello. Edificio que sirvió de inspiración para la construcción del Coliseo Romano.

Seguimos la Via del Teatro di Marcello para llegar a la Piazza Venezia y encontrarnos con el imponente monumento nacional a Vittorio Emanuele II, también conocido como Altare della Patria. Se diseñó en 1885 en honor al primer rey de la Italia unificada: Víctor Manuel II. Fue inaugurado en 1911 aunque sus obras no terminaron hasta 10 años después.

Luego nos paseamos por parte del foro romano. Es decir, lo que correspondería al centro de la ciudad de la Roma antigua.

No perdimos la oportunidad de ver el Coliseo Romano de noche.

Por último, antes de dirigirnos hacia el Trastévere, vimos el Arco de Constantino: el arco del triunfo más moderno de la antigua Roma, construido a partir de piezas de edificios anteriores.

Pasta

Llegamos al barrio del Trastévere un poco antes de lo planeado pero nos dirigimos a la Trattoria da Paolo (Via di San Francesco a Ripa 92), el restaurante que habíamos reservado. Como había mesas libres, nos atendieron en seguida.

La Trattoria da Paolo es un local no demasiado grande, con mesas pequeñas y una atmósfera que te hace sentir verdaderamente en Italia. El servicio fue bastante bueno. Íbamos con la idea de pedir spaghetti alla carbonara pero dejamos que el camarero nos sugiriera otra pasta.

Él propuso un spaghetti alle vongole. Además, nos ofreció un antipasto de berenjenas con ritcotta al cual no pudimos resistirnos.

Habíamos reservado a través de The Fork, por lo que teníamos 50% en nuestra cuenta. Al final tuvimos un antipasto, dos pastas y dos botellas de vino blanco. Por todo lo antes mencionado pagamos 18 euros. Es verdad que teníamos un gran descuento, pero creo que el camarero nos dio un descuento aún mayor. Por ello, al final le dejamos muy buena propina y no puedo más que recomendar este sitio: pequeño y sencillo pero con muy buena comida y servicio.

Me disculpo por las fotos de la última parada de la ruta gastronómica. Honestamente, son horrendas. Sin embargo, espero que alguno de ustedes se anime a seguirla, y me manden alguna foto para poner una imagen más decente.

Costos

A continuación enlisto los precios de cada parada de la ruta con el precio que pagamos para dos personas.

Tiramisú 4 euros
Gelato 3.50 euros
Suppli
(original y traidicional) 6 euros
Café ( 2 espressos) 1.60 euros
Pizza bianca (sándwich) 3.80
Alcachofas (alcachofas, pan y agua) 12 euros
Cena (antipasto, pasta y vino) 18 euros 

Total 48.90 (24.45 euros por persona)

Direcciones

  1. Pompi (tiramisú)
    Via della Croce 82
    Domingo a jueves 11:00-21:30
    Viernes y sábado 10:30-23:30
  2. Ciampini Roma (gelato)
    Piazza di S. Lorenzo in Lucina, 29
    Lunes a domingo 7:30-21:30
  3. Giolitti (gelato)
    Via degli Uffici del Vicario, 40
    Lunes a domingo 7:00-1:30
  4. Supplizio (suppli)
    Via dei Banchi Vecchi, 143
    Lunes a jueves 12:00-21:30
    Viernes y sábado 12:00-15:30, 18:30-22:30
  5. Bar Amore (café)
    Via dei Banchi Nuovi, 41
    Lunes a viernes 6:00-17:30
    Sábado 6-14:30
  6. Forno Campo de’ Fiori (pizza bianca)
    Vicolo del Gallo, 14
    Lunes a domingo 7:30-14:30, 16:45-20:00
  7. Campo de’ Fiori (mercado)
    Piazza Campo de Fiori
    Lunes a sábado 7:00-13:30
  8. Roscioli (tienda de alementación)
    Via dei Giubbonari, 21/22
    Lunes a sábado 8:30-24:00
  9. Nonna Betta (alcachofa a la judía)
    Via del Portico d’Ottavia 16
    Miércoles a lunes 11:00-23:00
  10. Osteria da Paolo (pasta)
    Via di S. Francesco a Ripa 92
    Lunes a sábado 12:00-24:00

Espero que les guste esta nueva sección de rutas gastronómicas de Golosos del Mundo. Si hay algo en lo que creen que pueda mejorar, por favor, díganmelo. Cualquier duda que tengan, con gusto la responderé. Pueden suscribirse al blog o seguirme en mis redes sociales (Facebook / Instagram / Pinterest / Twitter) para que no se pierdan las futuras entradas de rutas gastronómicas o recetas del mundo. Muchas gracias por haber leído este interminable artículo y espero les sea al menos un poco útil. ¡Hasta pronto!

Jimena

3 comentarios en “Roma: Ruta Gastronómica”

  1. Me encanta todo el recorrido y toda la información tan útil :). La verdad la primera vez que fui termine en un Mc Donalds, muero por regresar y hacer todo el recorrido.
    Gracias 🙂

  2. ¡Qué pasón de entrada! Hace mil años que no voy a Roma. Y aunque he estado dos veces, todavía volvería dos mil más.
    Un recorrido genial y super útil. ¡Me ha encantado esta entrada gastroviajera!
    Un abrazo

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